Silvana Zanlungo: “Tenemos que avanzar todos y todas”

La Dirección de Equidad de Género -que encabeza la académica de Medicina- no solo obtuvo dos importantes fondos desde el Mineduc y el Ministerio de Ciencia para su desarrollo. También ha avanzado en políticas en pro de la equidad académica, además de trabajar en un observatorio que permitirá registrar y calibrar el impacto de la nueva institucionalidad, la que podría inaugurarse durante el próximo semestre.

Retrato de Silvana Zanlungo, directora de Equidad de Género.
photo_camera En mayo de 2019, Silvana Zanlungo, profesora de la Facultad de Medicina, fue nombrada directora de la Dirección de Equidad de Género, de la Vicerrectoría Académica. Un mes antes, el Honorable Consejo Superior había aprobado la creación de esta nueva unidad. Créditos: César Cortés.

La pandemia alteró la marcha del grueso de los procesos de la Universidad Católica, pero en el caso de la Dirección de Equidad de Género (DEG), pareciera que fue al revés. A casi tres años de haber sido aprobada la creación de esta entidad por el Honorable Consejo Superior, la unidad que dirige la académica de la Facultad de Medicina, Silvana Zanlungo Matsuhiro, ha conseguido impulsar diversas resoluciones desde la Vicerrectoría Académica (VRA) –donde está alojada esta la dirección-, tales como lineamientos en temas tan relevantes como la contratación y retención de talentos. También ha conseguido dos fondos ministeriales relevantes para el desarrollo de los enfoques de equidad de género en nuestro plantel, además de potenciar la instalación de la propia institucionalidad. 

Desde todo punto de vista, la pandemia ha sido un desafío.

El año pasado, la dirección realizó, en conjunto con la Dirección de Desarrollo Académico (DDA), de la Vicerrectoría Académica y que también dirige Zanlungo, una encuesta titulada Trabajo remoto y planta académica. “Con ella corroboramos la información que nos había llegado de otros lados: que las mujeres se llevaban el mayor peso de las labores de cuidado en el hogar. De ahí que dimos sugerencias a las unidades académicas para que trataran de flexibilizar y entender el contexto de vida de las personas”, explica la profesora, y continúa: “También ajustamos los lineamientos de los procesos de calificación académica, en los que se evalúa el desempeño de esta planta. La calificación, en vez de ser cada dos años, podría ser voluntariamente cada tres para tratar de apalear el duro año 2020. Solicitamos que las personas pudieran ser calificadas de forma voluntaria, relatar su contexto de vida en estas condiciones de crisis sanitaria y conocer cómo esta estaba afectando su trayectoria académica”, puntualiza.

Imagen grupal de académicos, académicas y autoridades que participaron de una de las reuniones de la Comisión Mujer y Academia II, junio de 2018. Créditos: César Cortés.

Y durante este último año, se creó un concurso para apoyar en docencia e investigación a profesores y profesoras UC con labores activas de cuidados en contexto de pandemia. Este fue impulsado por la DEG junto a la DDA y la Dirección de Investigación, alojada en la Vicerrectoría de Investigación (VRI). “Quisimos simbolizar la preocupación que hay en la UC por las labores de cuidado”, dice Zanlungo. Así, se apoyó monetariamente a quienes postularan con un estipendio de $500 mil para financiar el respaldo de ayudantes de docencia e investigación –de pre o posgrado-.

-¿Han desarrollado actividades desde la DEG con la planta funcionaria?

“Si bien la creación de la Dirección de Equidad de Género tiene sus raíces en el desarrollo equitativo de la planta académica y en la inserción paulatina del enfoque de género en el proyecto educativo, nos parece fundamental avanzar hacia desafíos transversales que permitan avances sustantivos en esta materia, que involucren a todos los actores que forman parte de la comunidad, para que, efectivamente, podamos construir una cultura universitaria inclusiva y equitativa, sostenida sobre una convivencia respetuosa y libre de discriminaciones y estereotipos. En ese sentido, ha sido fundamental la implementación del proyecto Formación Universitaria y Equidad de Género, que la dirección se adjudicó el año pasado en el marco de los fondos de desarrollo institucional que entrega el Mineduc. Esta iniciativa, que dura hasta el año 2023, nos ha permitido tender puentes con otras direcciones y áreas tales como la Dirección de Personas, la Dirección de Bibliotecas, el Centro de Desarrollo Docente, la Dirección de Asuntos Estudiantiles y otras más. A través de este proyecto, hemos podido diseñar e implementar actividades y cursos dirigidos a toda la comunidad, realizando diagnósticos previos que permitan identificar áreas de interés en materia de género, y que posibiliten la construcción de planes formativos que estén en coherencia con las necesidades y expectativas de la comunidad de profesionales, administrativos, docentes y estudiantes”.

Procesos de selección más equitativos y retención de talentos

A fines de 2020, cuando la pandemia pasaba por uno de sus momentos más álgidos en nuestro país, la DEG, junto con la DDA, consiguió sacar dos nuevas políticas: la primera vela por la realización de procesos equitativos en la selección e incorporación de nuevas académicas y académicos. “No existían lineamientos claros para los procesos de incorporación”, asevera Zanlungo. “Muchos estudios demuestran que, si los llamados a nuevos cargos no se realizan con un lenguaje inclusivo que invite a mujeres y hombres a participar, este afectará la postulación y selección”. 

“Estamos trabajando fuertemente en un observatorio de género. Esto es, además, un compromiso que asumió la universidad: tener un observatorio donde se pueda ir siguiendo el impacto de las políticas y acciones impulsadas en materia de equidad de género” – Silvana Zanlungo, directora de Equidad de Género.

La segunda tiene que ver con la retención y persistencia de los talentos al interior de la UC. “Así, emitimos una resolución desde la VRA donde damos lineamientos para las comisiones asesoras de decanos y decanas, y de los procesos de incorporación, promoción y calificación”. 

No fue todo. También se publicó una guía, “donde entregamos sugerencias y recomendaciones para el reclutamiento y selección de académicos y académicas. Son documentos que pretenden cambiar la dinámica de los procesos. Por ejemplo, la manera de cómo se llama a los concursos, cómo se entrevista a postulantes y se analiza un currículo. Un montón de cosas que no estaban escritas. Estamos muy contentas”. 

-A la fecha, ¿cuál ha sido el impacto de todo esto?

“Nos preocupa esto. Suena muy bonito. Sacamos nuevos documentos, pero ¿cuál es el impacto real y cómo lo podemos medir? Para eso es vital tener un observatorio de género, para tener indicadores y la posibilidad de seguir en el tiempo. Estas políticas son recientes, de mediados de este año y los resultados los veremos tal vez en dos años más. Pero sí estamos súper conscientes de que este trabajo se puede esfumar si no hacemos un adecuado monitoreo y seguimiento de las acciones implementadas. Estamos trabajando fuertemente en un observatorio de género. Esto es, además, un compromiso que asumió la universidad: tener un observatorio donde se pueda ir siguiendo el impacto de las políticas y acciones impulsadas en materia de equidad de género”.

-¿Cuándo se espera contar con él?

“El primer semestre de 2022 queremos tener este observatorio ya lanzado y después ir perfeccionándolo. Estamos trabajado duro en eso”.

Dos fondos ministeriales

En el último año, la Dirección de Equidad de Género no solo ha crecido en cuanto a su establecimiento como institucionalidad. También respecto a capital humano. Si en un comienzo solo eran Silvana Zanlungo y Pilar Bontá -jefa de Equidad de Género-, hoy, su planta aumentó al doble y podría seguir aumentando. Una de las razones para este crecimiento tiene que ver con la obtención del Fondo de Desarrollo Institucional que les otorgó el Ministerio de Educación.  

“Este fondo existe hace muchos años. Pero por primera vez abrió la opción –en 2020- a postular en ámbitos como la equidad e igualdad de género como tema de desarrollo institucional. Nosotras postulamos con el apoyo del plantel, y al hacerlo, se abrió la puerta para conversar con la planta funcionaria, pues la iniciativa es esta: ‘Formación universitaria y equidad de género: un desafío para sensibilizar e integridad el enfoque de género en la cultura de la comunidad de la UC’, sostiene la académica. 

En simple, lo que se propone esta iniciativa es fortalecer una cultura de equidad de género en la comunidad a través de un diseño e implementación de procesos formativos para todos y todas.

Este fondo ha permitido, entre otras cosas, contratar a las nuevas profesionales que hoy trabajan en la DEG. Pero también hacer consultorías, cursos y diagnósticos. Es un presupuesto cercano a los $400 millones para tres años. “Sin ellos no habíamos podido avanzar en muchos aspectos”, sostiene Zanlungo. “Hicimos, por ejemplo, el ‘Taller de equidad de género y docencia universitaria’ donde llegaron más de 160 personas, y también un ciclo sobre masculinidades. Esto nace del taller anterior, pero también de algo que hemos recogido con Pilar Bontá desde distintas instancias. Y es que tenemos que avanzar todos y todas. Queremos que los hombres también participen y se sientan convocados. Nos fuimos dando cuenta que muchas veces la convocatoria de los temas no se sentía tan inclusiva.  Y que sería bueno hace un ciclo de masculinidades. Lo que resultó muy exitoso”, relata la facultativa.

Gracias a este fondo del Mineduc pudieron contar con la presencia virtual de la experta en género y educación superior, Ana Buquet (ver nota relacionada). “Le contamos nuestros avances y desafíos, y nos dijo que habíamos avanzado muy bien en la institucionalización de la perspectiva de género; sin embargo, aconsejaba potenciar más la llamada transversalización, es decir, que toda la universidad incorpora la perspectiva de género en su día a día”, recuerda Zanlungo.

Buquet sugirió al equipo de la DEG que lo idóneo es que este desarrollo de políticas y enfoques no fuera una prerrogativa solo de la dirección. De ahí la importancia de visualizar en unos años más esta perspectiva a través de centros de investigación que aborden el tema, estudiándolo desde distintos ámbitos. Contar, en definitiva, con una unidad interdisciplinaria que estudie estos tópicos. 

-¿Cómo la fomentarán entonces, mediante qué instrumentos?

“Ahí está la importancia del otro fondo adjudicado por la VRI y en el que nosotras participamos, el llamado INÉS de Género de 2021, que otorga el Ministerio de Ciencias. Fue un proyecto que postulamos en conjunto desde la VRI y la VRA: Hacia la institucionalidad de la equidad de género en I+D+i+e.  La idea es incorporar la perspectiva de género en los ámbitos de investigación y creación. Esto nos obliga a generar un puente permanente que en nuestra universidad ya existía, pero que ahora se robustecerá”. 

Será una tarea ambiciosa, pues se espera generar acciones que disminuyan las barreras históricas, culturales, sociales, y que permitan la participación y desarrollo de las investigadoras en plenitud y su aporte como creadoras de conocimiento y su transferencia. Pero Zanlungo y su equipo, están confiadas. Y se nota.