La socióloga, quien en septiembre asumió la jefatura de esta unidad dirigida por Silvana Zanlungo, asegura que el actual momento nacional es una buena chance para que la UC reflexione y demuestre los avances que ya se están impulsando en cuanto a temáticas de género.
La socióloga Pilar Bontá ha enfocado su carrera a investigar y fomentar el enfoque de género en el ámbito académico y profesional. (Foto: César Cortés)
Pilar Bontá lleva casi cuatro meses en el ejercicio de este nuevo cargo en la UC, orientando el funcionamiento de una también nueva unidad institucional –creada en mayo de este año-, bajo lo que hoy, a su vez, está percibiéndose como el nacimiento de un nuevo Chile.
Desde su oficina en el cuarto piso de Casa Central, dentro de las instalaciones de la Vicerrectoría Académica, se alcanzan a oír las marchas y las consignas que protagonizan los días de Santiago desde el 18-O.
Formada en la Universidad Alberto Hurtado, y con un magíster en Estudios de Género y Cultura, mención Humanidades, de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Chile, Bontá ha enfocado su carrera a la investigación social en temáticas relacionadas con género, participación y educación superior.
Hoy, las fotos de su hija Laura, de tres años, cubren una de las paredes de su oficina, cuya ventana da directo a la Alameda y a las manifestaciones que rodean Casa Central.
“En ese contexto, me parece una tremenda señal de la Universidad Católica la creación de este departamento de Equidad de Género. Es muy necesario visibilizar hoy que la universidad sí está comprometida con este tema, no solo en el discurso si no que destinando energía orgánica y recursos a esta área”, dice Bontá.
Para la socióloga, basta ver algunos de los rayados en el frontis de este campus para asimilar que hay una interpelación directa al rol que esta casa de estudios jugará de cara al nuevo proceso constituyente y de reformas nacionales que existe en Chile.
“Creo que esto es una oportunidad, una invitación a que nuestra comunidad reflexione sobre cómo lo estamos haciendo y cómo podemos aportar desde las diversas áreas de esta institución. Es necesario pensar en qué señales estamos dando, y esta unidad es clave en ello. En el tiempo que llevo aquí, he notado esa voluntad de acuerdos, algo que viene desde la impronta misma del actual rector. Debemos evidenciar ese compromiso. Claro, puede que el nuestro sea un proceso más reflexivo, con tiempos más pausados, pero hoy la universidad se está preguntando aristas interesantes y avanzando en varias líneas de trabajo”, asegura con optimismo.
“Me parece una tremenda señal de la Universidad Católica la creación de este departamento de Equidad de Género. Es muy necesario visibilizar hoy que la universidad sí está comprometida con este tema, no solo en el discurso si no que destinando energía orgánica y recursos a esta área.”- Pilar Bontá, Jefa Equidad de Género.
Un feminismo con todos
Pilar Bontá ya lo recita de memoria: “Dentro del decreto 149, 2019, que estableció el nacimiento de esta dirección, se estipulan la directrices que orientarán el desarrollo de esta unidad y los desafíos en relación al proyecto educativo”, recuerda.
La Jefa de Equidad de Género explica el efecto clave que ha tenido la actual ola feminista -con hitos como la toma de Casa Central en 2018– para impulsar cambios en la agenda nacional y dentro de esta institución. La creación de esta área fue una de las cinco propuestas manifestadas en la Comisión Mujer y Academia II, una sugerencia recogida por el Honorable Consejo Superior que decidió aprobar la creación de la unidad de Equidad de Género para revisar, promover e implementar las políticas de esta temática dentro de la universidad.
“En lo que compete a la UC, una de nuestras metas prioritarias es disminuir las brechas en la academia, que haya una real igualdad de oportunidades. La unidad está alojada dentro de la Vicerrectoría Académica por lo mismo. La meta es gestar y generar las condiciones propicias para que efectivamente prospere la equidad. Es algo que me motiva bastante y que, en conjunto con la directora Silvana Zanlungo, creemos que es vital”, asegura sobre el foco de esta dirección.
La jefa de Equidad de Género recuerda la evolución que ha tenido el movimiento feminista en la última década. Cuando Bontá estaba egresando de Sociología en el año 2006, describe, el tema de las teorías de género todavía no estaba tan en boga con la intesidad que actualmente se ha instalado en la discusión mundial. En lo personal, dice, fue recién en el cuarto año de su carrera que ella tuvo un ramo completamente dedicado a esta arista, y fue desde allí que decidió orientar su profesión en esa área.
“Fue abrirme la cabeza y preguntarme cosas naturalizadas en la sociedad, como por qué a las niñas les regalan cosas rosadas y a los niños ropas celestes, por qué se hablaba de ´mi marido me ayuda en la casa´, ese tipo de nociones que hoy ya van quedando fuera de tiempo. Esto es preguntarse aquello que parece simple pero que en su origen es una construcción sociocultural. Vivimos en un mundo, sentimos en un mundo, donde se asume que muchas cosas son naturales, pero que en su raíz no lo son. Por eso fui centrándome en investigar la experiencia que tienen las académicas durante su trayectoria laboral. ¿Qué pasa con la proyección educativa, profesional y académica cuando enfrentas la maternidad? Eso implica muchas veces tener no tan solo un trabajo formal donde estás la mayor parte del día, si no también llegar a la casa y seguir con otra labor, preparar las comidas, las colaciones, estar con tus hijos, y asumir los desafíos de familia. Y recién luego de terminar eso, empieza tu otra pega: si estás estudiando, debes esperar a acostar a tus hijos para enfocarte bien en estudiar”, dice.
Para la socióloga, hay tradiciones que están siendo cada vez más cuestionadas por las generaciones jóvenes, y es por eso que el impulso más fuerte de la actual ola feminista está tan presente en el espacio universitario.
“¿Es natural que se diga que el hombre no llora?, por ejemplo. Son cosas que las generaciones de hoy se han atrevido a cuestionar, no hay miedo a salirse de esos paradigmas. Ellos interpelan esas asignaciones de roles, y se puede ver cómo los jóvenes se están construyendo socioculturalmente de una manera distinta. Es por eso la fuerza del movimiento feminista en las universidades, y el surgimiento de fenómenos recientes como Las Tesis: existe un cuestionamiento mucho más fuerte a las estructuras mentales que venían en las generaciones previas. El tema del género es uno de los más presentes en las manifestaciones ciudadanas, y el colectivo Las Tesis se ha hecho oír en todo el mundo. Hay una efervescencia que está ahí, y que frente a un nuevo proceso constituyente se ha vuelto fundamental”, afirma.
- En medio de este momento, ¿hay un foco preponderante sobre cómo abordar este movimiento?
“Existen aquellas miradas más radicales, donde hay posiciones que no permiten la participación de los hombres en el debate. Es algo que entiendo porque históricamente ha sido al revés: filósofos como Aristóteles y Schopenhauer consideraban que las mujeres eran un espíritu maligno, que no tenían consistencia ontológica, que eran inválidas. Frente a esas desigualdades estructurales, es comprensible esa distancia actual de algunos colectivos con los hombres. Sin embargo, me parece que para avanzar en este tema sí es clave asumir esas inequidades históricas, pero también escuchar a los hombres e integrar miradas, porque ellos también se han visto afectados por ciertos encasillamientos, como la presión de ser el proveedor y desconectarse de su propia sensibilidad”.
- ¿Cómo puede la comunidad UC aportar a ese debate?
“Desde mi punto de vista, está entre los desafíos el también reflexionar sobre las masculinidades, porque no podemos hablar de equidad sin incorporarlos en la conversación. Si no hacemos un ejercicio teórico y práctico de poder acercar a los hombres a tareas históricamente ligadas a la mujer, no estamos avanzando. No tengo el dato concreto, pero me pregunto, ¿cuántos padres traerán a sus hijos a la oficina durante las vacaciones de verano o de invierno? Eso es algo que mayoritariamente lo tienen que hacer las mujeres en sus trabajos. Desde aquí, por ejemplo, lo podríamos ver incentivando que los académicos opten por su postnatal. Como jefa de Equidad de Género, tenemos entre nuestros focos el aumentar la presencia de mujeres en cargos de toma de decisión. Son aristas donde creo que la universidad puede aportar, y así ayudar a no perpetuar esas brechas sociales”.
- Para eso, dado el contexto nacional, ¿cuál debiera ser el motor principal de esta dirección de Equidad de Género?
“Esta atmósfera es una muy buena chance para avanzar precisamente en esta temática, y ver qué tenemos que decir nosotros como universidad. Es un momento que permite avanzar de manera más fluida. Hoy hay muchas perspectivas sobre qué es el feminismo. Hay una diversidad dentro del mismo movimiento sobre las prioridades y las formas de instalar este tema, y la Universidad Católica ha asumido un enfoque que apunta a la base de esto: fomentar el respeto, el respeto por la otra y el otro. Me convence mucho esa apuesta”.