Filósofa argentina destacó la importancia de asumir un mundo de complementariedad y reciprocidad entre hombres y mujeres.

Cecilia Sturda, directora del Instituto de la Familia y la Vida Juan Pablo II de la Universidad Católica de Salta, Argentina, profundizó en el papel histórico y contemporáneo de las mujeres en el encuentro “Desafíos de equidad de género en el siglo XXI”, organizado por Dirección de Equidad de Género, la Dirección de Pastoral y Cultura Cristiana, y el Instituto de Éticas Aplicadas.

Bajo el techo de la Casa Central de la UC, se celebró el evento titulado “Desafíos de Equidad de Género en el Siglo XXI”, que tuvo como oradora principal a la filósofa argentina Cecilia Sturla, autora del libro “Mujer y Feminismos: Reflexiones desde una perspectiva cristiana”.

La filósofa trasandina abordó el tema central de la reciprocidad, argumentando que no debería existir una relación de subordinación entre los géneros, sino una colaboración mutua para enriquecer las perspectivas y juicios individuales, “para complementar la unilateralidad, para enriquecer los juicios, para proyectar un futuro más humano y menos discriminatorio.

Además, destacó las diferencias tanto naturales como culturales entre hombres y mujeres, subrayando que ninguna es inherentemente superior a la otra: “Varones y mujeres somos diferentes y percibimos la realidad de manera diferente. Estas diferencias parten de una base material, es el sexo biológico y la percepción de sexo biológico, pero ninguno por naturaleza más o mejor que el otro. Hay ciertamente diferencias naturales, pero también culturales, distinguir unas de otras puede ser difícil pero no imposible”.  

La académica también extendió esta noción de reciprocidad al ámbito económico, argumentando que una economía verdaderamente equitativa debe incorporar virtudes tradicionalmente consideradas como femeninas, como el cuidado, la reciprocidad y la confianza, para fomentar la fraternidad y la confianza en el mercado.

En cuanto al rol de la Iglesia Católica en el tercer milenio, Sturla propuso la necesidad de repensar las estructuras para permitir una participación femenina efectiva en su labor evangelizadora y para promover un espíritu de familia auténtico en un mundo en constante cambio, “porque sin la mujer no puede haber una auténtica sinodalidad”.

Finalmente, la filósofa enfatizó la importancia de hablar sobre el feminismo y la posición de las mujeres en la sociedad actual, destacando la reciprocidad y la complementariedad como valores fundamentales. Subrayó que el feminismo no es exclusivo de las mujeres y que también concierne a los hombres en la búsqueda de un mundo más equitativo y armonioso.

Hablemos de reciprocidad y complementariedad en un mundo donde caer en los extremos es demasiado fácil. Porque ser feminista es asumir un mundo de complementariedad y reciprocidad, por ello los feminismos también conciernen a los varones”, señaló.

Equidad de Género en la PUC

El encuentro “Mujer y Feminismos: Reflexiones desde una perspectiva cristiana” fue organizado por la Dirección de Equidad de Género, la Dirección de Pastoral y Cultura Cristiana, y el Instituto de Éticas Aplicadas, y contó con las palabras del rector Ignacio Sánchez, quien destacó la importancia del tema de la familia y la mujer. El rector mencionó que el libro de Sturla, “Mujer y Feminismos”, arroja luz sobre la evolución histórica de la percepción de la mujer desde tiempos antiguos hasta la actualidad.

Por su parte, Silvana Zanlungo, líder de la Dirección de Equidad de Género, destacó la importancia de albergar actividades de este tipo, ya que “nuestra universidad ha venido avanzando en el ámbito de la equidad de género desde hace varios años. Nuestra dirección tiene, entre otras, la misión de promover la igualdad entre hombres y mujeres dentro del proyecto educativo, por lo que este tipo de encuentros contribuye con nuestra labor”. 

Por su parte, Ángela Parra, directora de la Pastoral UC, elogió la capacidad del libro de Sturla para cautivar a las personas y para proporcionar una perspectiva iluminadora sobre su experiencia como mujer católica en el siglo XXI. “Es un aporte al camino que queremos seguir para tener una Iglesia que acoja a todos”, recalcó.